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PSICOLOGÍA Y PANDEMIA POR CORONAVIRUS (PARTE I)

Es el momento de la ciencia. La sociedad mira con atención y admiración como los científicos se afanan en entender el mecanismo de acción del virus, del modo en que consigue introducir su código genético en nuestras células para replicarse, de cuáles son los órganos diana de la infección, de los medicamentos que pueden ser útiles en el tratamiento, de la estrategia a seguir para diseñar una vacuna eficaz, etc.

Pero no es sólo el momento de la biomedicina. Como antes mencionaba, el comportamiento está resultando crítico en la lucha contra la pandemia. Lo que las personas hacemos determina claramente el curso de la misma y la Psicología, la ciencia de la conducta, está obligada a hacer su aportación. Corresponde a la Psicología determinar qué factores explican patrones de conducta tan dispares, como que unas personas se comporten de modo responsable mientras que otros lo hagan de forma tan imprudente. Así mismo, los psicólogos debemos indicar el modo más adecuado de dar las instrucciones para facilitar que sigamos las recomendaciones de las instituciones sanitarias, así como orientar a los ciudadanos para que su salud emocional no se vea perjudicada por el confinamiento. No olvidemos que la psicoinmunología ha demostrado desde hace décadas que somos más vulnerables a infecciones dependiendo de nuestro estado de ánimo.

Volviendo al tema de la adherencia a las normas de protección ante el coronavirus, el análisis funcional de la conducta ha realizado grandes avances a lo largo de su historia en la explicación de la habilidad para el seguimiento de instrucciones. Desde esta perspectiva, el seguimiento de instrucciones es un fenómeno de naturaleza verbal al que llamamos conducta gobernada por reglas y que presenta diferencias significativas sobre el comportamiento modificado por las contingencias directas.

Las reglas funcionan como estímulos que dotan de funcionalidad a otros estímulos, con los que a veces ni siquiera hemos entrado en contacto en el pasado. Los procesos de aprendizaje que hacen posible dicha transformación de funciones de unos estímulos a otros son de una gran complejidad y, hasta donde sabemos, sólo somos capaces de llevarlo a cabo los miembros de nuestra especie.

Fuente: www.copmadrid.org

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